Hoy volveré a esperar tu mensaje, a esperar que tu voz encuentre mi alma.
Hoy aunque te parezca un poco pronto, o quizás y tarde, volveré a reecontrarme con el yo que te llevaste en la piel, volveré a salir a cantar al viento esperanzado de que el destino encuentre mi voz y la lleve a tus oídos, hoy volveré a esperarte desde éste lado del mar, aunque el destino depare fuertes tormentas o lluvias calmadas, sé que volveré a ver tus trazos por la misma esquina que un día te vi partir.
No sé que esperanzas guardo, o como te imagino, se me dificulta el aire y las piernas ya me tiemblan, ya no soy el mismo jovencito que te despidió en éste mismo muelle, pero si es el mismo el deseo ardiente de volver a verte llegar, el mar no te ha tragado, ni la sal del desierto ha hecho desastres en tu piel blanda, lo sé porque de una u otra manera sigo escuchando como el corazón te late y salpican las olas como la tarde esa que te fuiste para no querer volver nunca más.
Hoy volveré a sentarme en la arena, pero ésta vez ya no estaré solo, te esperaré disimuladamente, seré cauteloso con mis movimientos, con el rabito del ojo mirare al alba y me aseguraré que el corazón tiemble de nuevo al ver llegar las razones que tenía para no querer dejarte ir, para no querer dejarte que huyas.
Hoy ya estoy mucho más viejo, mi voz ya no es la misma y el cabello ya lo tengo plateado, pero el corazón no envejece y la fuerza que lo mueve no cesa, es tan fuerte que hoy volverá a abrazar tu ausencia y dudo mucho que se quebrante ésta tarde.
Mantente fuerte, y viva, te escribiré pronto de nuevo, si acaso no has llegado. Hoy volveré a esperar tu paz, sin hacerme un caos en el intento.
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