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Amor en tiempos de Nicolás y sus demostraciones, por Andrés Miquilena.


Imagen tomada de la Web

Atrás quedaron esas desmostraciones de amor, cuando con velas e incienso se adornaban y climatizaban lugares para el amor, cuando se preparaba un manjar para la amada, adornar con rosas la cama que luego sería lugar ideal para consumar el amor, esas muestras de amor se han vuelto obsoletas, dedicar una canción y cantarla a la luz tenue de la luna, o llevar una serenata para conquistar el corazón de la dama, escribir poemas que broten del alma, atrás quedaron esas demostraciones Pitiyanquis, ahora el lenguaje del amor, gracias al Socialismo del Siglo XXI han pasado a otro plano, esas viejas demostraciones al mejor estilo "Hollywood" ya han quedado totalmente inútiles, aunado a eso los altos precios de esas demostraciones para el bolsillo de un Venezolano de a pie que le alcanza para comer a duras penas, poco, y cada vez más poco, se hacen imposibles; todo por querer imponer desde las pantallas televisivas un amor Oligarca.

Ahora nos encontramos en Venezuela, donde el lenguaje del amor se ha "transfigurado", ahora las muestras de amor significan otra cosa, por ejemplo, cambiamos de dedicar una serenata a la luz de la noche, por recibir cascaras de huevo sobre un Jeep, cambiamos los poemas y los pétalos de rosas por cascaras de plátano aventados a gran fuerza contra nuestra humanidad, ahora si queremos demostrar nuestro amor tenemos nuevas alternativas "hechas en socialismo".

Imagínese usted en la noche con su amada, con una canción de Ozuna y Farruko de fondo, sonando desde uno de las casas cercanas, escondidos, claro, pero no por temor a ser descubiertos, como si de una novela se tratara, sino por temor a una inseguridad desbordante, estamos en El hoyito, Maracaibo, Estado Zulia, son las 9 y 10 minutos de la noche, la música suena al mismo sonar de ambos corazones que laten, al unísono, como no, de una de las canciones más románticas y sublimes del cantante Puertorriqueño: "Hoy vamos a beber sin miedo tu y yo, vamos a emborracharnos, hasta que salga el sol, y coger una nota a los dos, no recordar nada lo que paso..."

Imagine el plano, usted, su amada, moviendo la cabeza al compás del bombo y caja característico del Reggaeton que suena, usted la mira a los ojos, ella se le acerca, usted siente su aroma a yuca, ella siente su aroma de gasolina que usted adquirió al subir y bajar del autobus, usted se siente más cercano a ella que nunca, sus ojos brillan, usted teme, porque ese brillo podría llegar a ser el reflejo de las luces de una motocicleta que podría acercarse, y ya se sabe lo que pasa cuando son pasadas las 9 de la noche y se acerca una moto en Maracaibo, es un asalto seguro, a mano armada, como no; pero no, usted no escucha el sonido del motor y se alivia, no es una moto, es que quizá ella está enamorada...

Ella se acerca, pregunta si usted la ama, ¿Cómo responder a esa pregunta?

Claro que la ama, sino como explica el constante riesgo que usted está dispuesto a correr todos los días al visitarla, sortear las barricadas, o correr cuando escucha el sonido del motor de una motocicleta, ya sea que esté lejos, cerca, lo que sea, el miedo es el mismo, es la paranoia del Venezolano. Correr, como nunca, como si la vida pendiera de ello, aunque sí, sí es cierto, si el hampón está muy "huelido" (drogado) puede dispararte sin razones, ni motivos, total, la impunidad en éste país es del 98 %, vía libre para el hampa...

En Maracaibo si escuchas una motocicleta y no corres, corres también el riesgo de que no sea un antisocial, sino un policía y podría llegar a ser peor, porque no tienes cédula, porque no hay material para hacerlas, y si no tienes cédula tienes que darle gran parte de tu salario al funcionario para que no te retenga, o lo que es lo mismo bajarte de la mula.

Bajarte de la mula significa pasar otros días mas sin comer, acostarse temprano y despertarse tarde, porque cuando dormimos el hambre también lo hace... Que no sabemos que es peor, que te retengan, o que no, porque en Maracaibo tampoco hay centros de reclusión, y que te detengan significaría no saber tu próximo destino, puede ser que te retengan en una estación policial, o te envíen a cualquier otro estado del país, o que te secuestren, o que te encierren una celda del Sebin, o que te dejen botado en cualquier carretera del estado, o del municipio, o que te maten para no llenar aún más las estaciones policiales, no se sabe nada, pues este es el país de la zozobra, el país donde nadie vió nada, ni nadie sabe nada...

Ella le pregunta si la amas, claro que usted está completamente enamorado de ella, que lo de usted si es un amor puro y sincero, que no le importa su físico y eso es completamente cierto, porque ella, cuando usted la conoció pesaba 87 kilogramos, hace 6 meses, y hoy, gracias al estricto régimen dietético al que estamos sometidos todos los Venezolanos, ella pesa menos de 60 kilogramos, pero eso usted no lo sabía, usted la conoció de 87 "kilos" y así, se enamoró de ella...

Volvamos a la escena, ella y usted, solos, escondidos bajo un árbol frondoso que sale desde el patio trasero desde una de las casas cercanas, ahí, el cielo está nublado y hace una brisa fresca, ahí, usted y
ella, no existe nadie más, ella es una patriota cooperante, y usted es un burgués parasitario, Dios los hizo y el diablo los juntó...

Atrás quedaron esas escenas de amor donde bajo un cielo estrellado usted le declama un poema de Ruben Darío, o de Pablo Neruda, ahora, ella es de usted, usted se la ha ganado, ahora su deber es demostrarle ese amor, pero como no estamos en San Félix, no puede estrellarle un huevo en la cara, ni arrojarle una cascara de plátano, o demás objetos contundentes, están en Maracaibo, aunque a usted le provoque a cada rato que hable de política, y de sus líderes "patriotas" demostrarle su amor, como se lo demuestra el pueblo de San Félix a Nicolás Maduro...

¡Qué duro es el amor en los tiempos de Nicolás!

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